A Puig se le atraganta su crisis: 2 semanas anunciando cambios que no llegan y una sin portavoz
La crisis de Gobierno se le atraganta al presidente de la Generalitat Valenciana el socialista Ximo Puig. Dos semanas después de los primeros anuncios y rumores acerca de una posible renovación de consejeros, los cambios no se han producido. Contraste total con Compromís, que está protagonizando esta semana un enconado enfrentamiento con los socialistas y que solventó la renuncia del responsable de Educación Vicent Marzà en apenas unas horas con la elección de la ex alcaldesa de Sueca Raquel Tamarit. Puig continúa también sin síndico portavoz en las Cortes Valencianas una vez se consumó la salida de Manuel Mata.
El anuncio de la renuncia Manuel Mata como portavoz socialista en las Cortes Valencianas ofreció a Puig la posibilidad de llevar a cabo una idea que llevaba meditando hace algún tiempo, la de ejecutar una remodelación de su gabinete en la parte que corresponde a los socialistas. Sin embargo, los días pasan sin que esa renovación del Gobierno valenciano tome forma. Primero, se habló de los últimos días de la pasada semana. Luego, que a lo largo de la actual. Y, más tarde, se dijo que la hoja de ruta establecía tres fases.
La primera se consuma en unas horas, con el último Pleno del actual Gobierno valenciano, que para algunos será de despedida y cierre si se cumplen los tiempos esta vez. Y, más tarde, entre mañana y el domingo, el anuncio oficial de los nuevos consejeros, con cambio posterior de carteras e inicio de la recta final de la legislatura, a la que le queda un año en el mejor de los casos.
En principio, los cambios afectarán a Sanidad, Innovación, Hacienda e Infraestructuras. A cada uno de un modo distinto. La actual consejera de Sanidad Ana Barceló debería volver a las Cortes, si se cumplen las previsiones, para sustituir a Manuel Mata, el portavoz saliente. La consejera de Innovación y el consejero de Hacienda, Carolina Pascual y Vicent Soler, todo apunta a que se marcharán. Y Arcadi España, el consejero de Infraestructuras verá ampliadas sus funciones o incluso es posible que tenga otras nuevas. En todo caso, más poder y siempre junto a Puig.
El gran problema a Puig se le ha planteado en Sanidad. La situación de la Consejería que dirige Ana Barceló tiene extremadamente enconados los ánimos de los médicos. Asumirla es un problema. Con juicios pendientes, falta de personal y un largo etcétera de cuestiones asociadas a ese área. Muchos, se solucionarían con una ampliación equilibrada de plantilla. Más médicos, más personal y más medios, pero no hay presupuesto para acometer el proceso, que necesita en torno a los 500 millones de euros, según las fuentes consultadas, más lo que vaya saliendo por el camino.
Se quedaría fuera de la remodelación la cartera de Justicia, que dirige Gabriela Bravo. Ella es la consejera que ha desatado la ira de Compromís a raíz de unas declaraciones que todo el mundo entendió que insinuaban que la vicepresidenta primera y consejera de Igualdad y Políticas Inclusivas Mónica Oltra debía marcharse si resultaba imputada finalmente en el caso que investiga si cargos y/o personal de la Consejería de Oltra supuestamente ‘taparon’ las denuncias de la menor abusada por el ex marido de la vicepresidenta.
Ayer, Bravo, tal como publicó OKDIARIO, lamentó haber recibido críticas que tildó de «machistas» por dar «una opinión personal» que, según dice ahora «no eran ningún mensaje a Oltra». En concreto, aseguró que no mandó «ningún mensaje a una compañera de Gobierno ni dije en ningún momento que Oltra tendría que dimitir».
No lo entendió así Compromís, ni tampoco los medios de comunicación. A la coalición de Oltra no le gusta que le marquen los tiempos ni que le digan qué tiene que hacer. Máxime, cuando han hecho bandera de la defensa a la vicepresidenta, aunque a nivel interno sí manejen ya un escenario en caso en que se vea obligada a salir. Pero si eso pasa, los tiempos y la forma los marcará, primero, la propia Oltra. Y lo hará de acuerdo con Compromís.
Se da la circunstancia de que Compromís, en contraste con los socialistas, sí solventó en apenas unas horas la salida de Vicent Marzà de la cartera de Educación. Esa velocidad de los nacionalistas pone aún más en evidencia el atasco de los socialistas para realizar los cambios, que a Puig se le han atragantado. Un capítulo más en las diferencias que ambas formaciones mantienen y que han alcanzado el grado máximo de crispación esta misma semana.